São Paulo: Electromovilidad en el transporte público, un eje clave para la transición energética justa que construye Ciudades Circulares

Published on miércoles, 11 octubre 2023

A lo largo del último siglo, las ciudades se han desarrollado a la luz de una economía lineal, basada en "extraer-producir-consumir-desechar". El perímetro urbano es extremadamente denso y concentra la mayor parte de las principales actividades relacionadas con la vida humana. Al mismo tiempo que ocupan solo el 2% del territorio del planeta, las ciudades concentran más del 55% de la población mundial, consumen más del 65% de la energía del planeta y son responsables de la producción de más del 80% del PIB, demostrando que tiene gran poder para hacer transformaciones profundas que nos acerquen a un desarrollo sostenible.

Al comprender la magnitud del desafío relacionado con el futuro de las áreas urbanas, es necesario repensar el modelo de desarrollo de las ciudades para que estos territorios sean más prósperos, justos y resilientes. Para lograrlo, la transformación de la movilidad hacia un transporte bajo en emisiones, de mejor calidad y conectividad, es un elemento fundamental para que pensemos en el mañana de un planeta que, cada vez más, se enfrenta a las consecuencias de la urgencia climática.

Por esta razón, la ciudad de São Paulo ha desarrollado un programa de metas que prevé alcanzar al 2024, que tiene la ambición de lograr que un 20% de la flota total esté compuesta por buses eléctricos.  La medida, se enmarca en las acciones municipales previstas para cumplir con la Ley de Cambio Climático, ya que la tecnología permitirá la reducción de emisiones en el municipio.

En septiembre, un consorcio formado por Enel X e importantes empresas municipales de autobuses entregó a la población de la ciudad 50 nuevos buses eléctricos, que comenzaron a recorrer la ciudad y que se irán desplegando de forma gradual. Este hecho representa uno de los mayores avances en el ambicioso plan que se ha propuesto la capital paulista, la mayor flota de autobuses eléctricos para transporte público de Brasil, y trae impactos positivos directos al medio ambiente, la salud y el bienestar de las personas. Cada autobús eléctrico en circulación evita la emisión de acerca de 118 toneladas de CO2 a la atmósfera al año y reduce significativamente la contaminación acústica en las ciudades, ya que los vehículos eléctricos no emiten ruido.  Se trata de un importante paso adelante para impulsar la descarbonización del transporte público urbano en São Paulo.

Además de ofrecer un servicio integrado de movilidad eléctrica, las entregas incluyen la provisión de infraestructura de carga que se instalará en los garajes de los operadores, cargadores y toda la tecnología detrás de las soluciones para apoyar el monitoreo de la operación de los vehículos eléctricos. También incluye el suministro de energía 100% renovable certificada en el mercado libre para satisfacer la demanda para la recarga de vehículos.

Según estimaciones iniciales, el recambio a buses eléctricos significara una reducción de al menos el 50% en los costos de mantenimiento y al menos el 65% en los costos de combustible en comparación con los vehículos a diésel, importante incentivo para acelerar esta transformación.

La experiencia permitirá a los ciudadanos evaluar la calidad y las ventajas de los buses eléctricos. La expectativa es que el uso continuado de esta tecnología ayude a planificar el futuro de la movilidad en São Paulo y otras ciudades brasileñas, con el reemplazo gradual de flotas. Será posible comparar el funcionamiento respecto de los buses tradicionales, propulsados por combustible diésel. Un claro ejemplo de cómo las políticas públicas, la economía circular y la descarbonización pueden, y deben, evolucionar juntas.

La aplicación de los principios de la economía circular en las ciudades genera numerosos beneficios y oportunidades, entre los que se encuentran no solo su contribución directa a los planes de descarbonización, sino también efectos positivos en cuanto a la resiliencia de los municipios, aumentando la capacidad de los ecosistemas urbanos para resistir las perturbaciones y mantener su estado estable de autoorganización, así como aspectos de la vida de los ciudadanos, proporcionándoles mejores condiciones de vida y mayores oportunidades de generación de empleo e ingresos.